Una sonrisa puede cambiar tu dia......
El caso es real. Los nombres, cambiados. Cuando Don Ramiro se enteró que su hija Carolina Liseth quedó embarazada siendo soltera, se resintió, se sintió ultrajado y humillado. Siendo una persona básicamente buena, dio apoyo a su hija, pero únicamente económico. El afecto había quedado nublado en medio del resentimiento. Cuando el niño nació, se negó a verlo. Para él era “el fruto del pecado”. Claro, todos en casa sufrían su actitud intransigente, pero no tenían una idea de cómo resolver la incómoda situación. Hasta que, pasados cuatro meses, el bebé quedó en su cuna solo y el abuelo tuvo que recoger algo del cuarto de la hija. Ese día aquel hombre rudo perdió toda su dureza frente a la sonrisa y los manoteos de aquel muchachito. Lo que no pudieron lograr en más de cien días las súplicas de su esposa y las lágrimas de su hija, lo logró el bebé en diez segundos con su sonrisa. Hoy es el nieto adorado de aquel abuelo feliz. Pero creo que la sonrisa hace algo más que convencer abuelos renuentes a entregar su cariño. La sonrisa ayuda a disfrutar realmente más de la vida. James V. McConnel, que es Psicólogo en jefe de la Universidad de Michigan, explicaba: “La gente que sonríe tiende a trabajar mejor, enseñar y vender con más eficacia, y a criar hijos más felices”. ¿Por qué? ¿Qué hay detrás de la sonrisa? La respuesta la tiene Douglas Starkman, un renombrado psiquiatra neoyorquino. El sostiene que detrás de la sonrisa hay mucha información. Quien sonríe manda una señal que dice “me gusta usted, me alegro de verlo”. Pero hay aún algo más, el Dr. Hitzing ha estudiado que cuando uno sonríe a menudo, el cerebro lanza al torrente sanguíneo una hormona llamada Serotonina, y ésta entre muchas otras cosas, crea ánimo y nos hace sentirnos mejor físicamente. La gente que no sonríe nunca porque se llena de pensamientos de resentimiento y rabia por mucho tiempo, consigue que su cerebro lance otra hormona: Cortisol, la cual en exceso consigue pensamientos de desaliento y desánimo. Por eso, según Hitzing, se dice de esta última gente que tiene “mala sangre”. ¿Debemos pues adquirir el hábito de sonreír?
No dejemos que nuestro pensamiento se llene de pesimismo al punto que dejemos de sonreír.
Hay que aprender del poder de sonreír y sintonizar así con la vida misma.
Hoy aprendí a ser mejor que ayer.......