¿Alguna vez se alegró usted de haber recibido un cheque sin fondos?
Déjeme contarle lo mucho que mi papá se alegro de perder en esa forma, cien Lempiras. Y de esto hace tanto tiempo, que cien Lempiras eran cincuenta dólares. En aquel tiempo Don Ricky, había conocido ocasionalmente a un hombre que le contó sus planes de negocios.
Aparentemente sabía mucho de la fabricación de cosméticos y perfumes. Solo le faltaba, le dijo , un poco de dinerito para iniciar lo que sería sin duda un lucrativo negocio. Yo con apenas unos 10 años tenía poco conocimiento de los negocios pero vi una buena oportunidad de inversión donde pudiera ganar el doble más que en el banco.
Cuando estaba listo para hablar con ese señor sobre las ideas de asociarse, ocurrió que un sábado a mediodía llegó al negocio. Tenía un cheque de cien Lempiras de una cliente suya, y los bancos estaban ya cerrados, ¿se lo cambiaran en ese momento? Para sorpresa Se lo cambiaron y el lunes antes de depositarlo, se confirmaron los fondos.
El resto lo adivina usted. El cheque no solamente no tenía fondos, sino que se trataba de una cuenta cerrada hacía varios meses, y estaba a nombre de su esposa. Algo más salió a la luz . Se trataba de una persona que andaba por ahí cometiendo pequeños fraudes al que se dejaba.
Aquel gran hombre de negocios en cuyas manos hubieran puesto dinero, era un pequeño truhán que ni siquiera en sus estafas podía pensar en grande.
¿Se alegro mi viejo de haber perdido esos cien Lempiras? confieso que sí. Lo miré desde el punto de vista de una lección importante por cuyo aprendizaje hubo que pagar y me mostró que se puede perder mucho más, y de investigar bien todos los pormenores de todo los que nos sucede en nuestro entorno.
David J. Schwartz, nos dijo: “Si un individuo es lo suficientemente inteligente para identificar y admitir un error, éste se convierte en instrucción, en una genuina lección educativa. Si pierde usted un empleo. Si reprueba una materia en sus estudios. Si lo abandona su gran amor. Si fracasa en una gestión. Si pierde una competencia. No deje que lo aplasten esos “infortunios”. Interpretarlos correctamente y verá en el fondo una lección que lo preparará para éxitos mucho mayores”.
Nunca Concentrarse en el aspecto más desagradable de los errores, la pérdida sufrida.
Siempre ver más allá del “me equivoqué”. Pensar en “¿qué puedo aprender de esto?
Hoy aprendi mas que ayer....
Muy bien
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