lunes, 15 de mayo de 2017

¿Conoce usted la Vitamina P?

Allá en el ya lejano 1912, un bioquímico polaco llamado Casimir Funk, bautizó una sustancia entonces casi desconocida y que ahora sabemos que es esencial para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo.

 Al hablar por primera vez de ello, y considerando que era imprescindible para la vida, le llamó “vita”. Y como creía que todas esas sustancias poseían una función amina, completó el nombre como “vitamina”.

Otro bioquímico, el inglés F. Hopkin le dio su espaldarazo y se comenzó a investigar algo que hasta entonces solo se suponía.
A medida que se las fue identificando, se las designó con letras mayúsculas, bien del nombre de la enfermedad que ocasiona su carencia, o el nombre de su constitución química. Hoy es común oír hablar acerca de la vitamina A, B1, E, etc. Ahora sabemos que las vitaminas son esenciales porque ayudan a convertir los alimentos en energía.

Y también sabemos que nuestro organismo solo produce la vitamina D. Todas las demás debemos conseguirlas en nuestro alimento diario. Por ejemplo, la vitamina C, con poder antiescorbútico, la obtenemos de los cítricos y la E, que se supone aleja el envejecimiento, la encontramos en las almendras. Se ha llegado hasta a decir que las vitaminas son el arma principal de la medicina para mantener la salud óptima y prevenir enfermedades.

Sabiendo esto, hay muchos padres que considerarían un crimen privar a sus hijos de los alimentos aunque fuera por un solo día. Pero a veces no un día, sino toda una vida, los privarán de la vitamina P. Y esta carencia producirá en sus hijos una deficiencia tal, que los hará vivir a medias al desaprovechar oportunidades que otros aprovecharán.

 Les hará ver la vida desde una óptica tan oscura, que sufrirán de una especie de ceguera que les impedirá ver sus fortalezas, y se concentrarán en sus debilidades. ¿Cómo puede ocurrir todo esto? Sencillamente cuando estos padres les dan como ejemplo un negativismo total, quejándose, criticando y condenándolo todo.

 En esta forma estarán privándolos de esa formidable “Vitamina P”. ¿Qué sustancia tiene?¡Positivismo! ¿Qué modelo está usted siendo para sus hijos?

Usted decida

No percatarnos que nuestro lenguaje influye decisivamente en su forma de pensar.
O
Brindar con nuestro ejemplo a quienes amamos, la formidable vitamina P.


Hoy aprendi mas que ayer

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