¿Cómo es su equipo más efectivo: funcionando con un enfoque jerárquico o con un modelo "redárquico"?
Redarquía: cuando sumar... suma
Las organizaciones funcionan porque sus miembros las movilizan con sus vínculos. Ellos, incluso, tienen el poder de dejar de lado estructuras aberrantes y jerarquías separatistas, en aras de alcanzar la sinergia necesaria para lograr sacar adelante un propósito común. En resumen, las relaciones son más poderosas que los manuales y que las barreras burocráticas; las conexiones voluntarias trascienden los formalismos estancadores. La "redarquía" puede ser más influyente que la jerarquía, ¿en qué consiste?
El tecnólogo español, José Cabrera, proponente de este concepto, apuesta al potencial que tienen las redes interpersonales internos para conectar la inteligencia colectiva, liberar la capacidad creativa y enfocarse en allanar el camino que conduce al éxito. No se trata de renunciar ni de olvidar los organigramas que tanto alinean a las organizaciones, sino de concebirlos como supeditados a una filosofía de trabajo colaborativo, en la que la autenticidad y la confianza confluyen para tender puentes que unen, en lugar de levantar muros que separan.
La redarquía invita −valga la redundancia− al trabajo en red, riñe con las burocracias verticalistas y los territorialismos departamentales. Inspira a actuar con proactividad sin fronteras formales entre áreas; en su lugar, genera enlaces de cooperación y trabajo conjunto muy alineado. La búsqueda de sinergias supera la complacencia por el simple cumplimento de responsabilidades individuales.
Esta red de relaciones también surge entre líderes y colaboradores, todos están comprometidos con el triunfo o con la dificultad del otro. Así, los juegos de poder y las demostraciones de autoridad son desplazados por un modelo de liderazgo que promueve la influencia mutua, sana y constructiva. Importa la cercanía entre personas, quienes se identifican con las grandes metas y valores de la organización.
Un equipo "redárquico" se cimienta en el respeto a los roles y niveles de responsabilidad, pero complementado por una apertura al diálogo, sin restricción ni aprehensión. Su líder practica la escucha activa y está atento a las iniciativas de inclusión y a la búsqueda de la calidad de vida integral de sus colaboradores, no se centra en la consecución de resultados a cualquier costo humano.
El liderazgo colaborativo impide el atascamiento en discusiones, su finalidad no es revolver situaciones, sino resolverlas. El ego inflado sucumbe ante la humilde actitud de quienes ayudan a los demás a alcanzar sus propósitos. Surgen entonces equipos formales e informales, capaces de comprometerse, ellos comparten recursos y perspectivas procurando hacer que las cosas sucedan, pues el logro de metas es eje vital del trabajo en red.
Las redarquías se traducen en efectividad. De manera natural, las conexiones generan un ambiente propicio para la innovación y la ejecución de planes, e incluso, dan cabida al pensamiento disruptivo, que faculta intentar lo que ya no se ve como imposible si todos aportan su talento.
Las fronteras que distancian a las personas y equipos se sustituyen por el principio que reza "sumar... suma". Los líderes fungen como catalizadores y promotores de relaciones y procesos. La pasividad es la gran ausente, pues los miembros de esos equipos coinciden con Einstein quien afirmó que "La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver qué pasa".
¿Cuál cultura orienta a su empresa o equipo: la jerárquica o la "redárquica"?
Fuente Escuela de negocios INCAE
Hoy aprendi mas que ayer.....
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