Cada vez que hay una situación por resolver, podemos optar por hacerlo de manera fácil o complicarnos e irnos por el camino difícil. Algunas personas y organizaciones sorprenden por su forma de complicarse solas, no saben escoger medios sencillos de hacer las cosas. Por el contrario, hay quienes transforman lo complejo en algo fácil.
En las relaciones interpersonales se da la misma dinámica. Hay quienes tienen una enorme propensión a afectar sus vínculos con compañeros, jefes y colaboradores. Otros, en cambio, deciden ser personas de trato fácil; con su flexible y abierta personalidad inspiran a los demás miembros de una organización.
Somos el resultado de las decisiones que tomamos e inexplicablemente hay quienes optan por enredarse en enjambres de actitudes y expresiones basadas en el delirio de poder. Ellos son presa de un ego abultado, le temen al cambio, desconfían de su propia sombra y hasta de la de sus compañeros. Así, existen gerentes de equipo que lucen encapsulados y parecieran esmerarse por complicar prácticas tan simples como conversar e intercambiar expectativas.
Hay caminos lineales que, de repente, se intersecan y se bifurcan en dos direcciones: la fácil y la difícil. En este sentido, en las organizaciones hay tantos inconvenientes que, a veces, inconscientemente, tomamos rumbos sin antes haber reflexionado acerca de las consecuencias. De acuerdo con lo anterior, lo fácil es recurrir a las normas mínimas de buen trato: escuchar antes de juzgar y ser agradecidos; sin embargo, cuando una sola persona del equipo toma la otra vía, se afecta el ambiente de trabajo y afloran las actitudes defensivas.
Tener talento no es suficiente para ejercer el liderazgo "Las personas pueden ser muy sabias y, sin embargo, muy miserables. Es fácil ser un gran matemático o astrónomo sublime, pero muy difícil ser una buena persona", advierte Oliver Goldsmith. A quienes transitan por la vía de lo difícil, les podría ser muy útil practicar la autoobservación, eso podría revelarles que la naturaleza de sus acciones se encuentra en asuntos personales no resueltos, de los cuales solo ellos son responsables.
Cuando se enfrentan retos o se solucionan problemas, también están presentes los dos caminos. Ante desafíos gigantescos, los equipos y atletas se entrenan al máximo, tal como lo hacen los trapecistas y los nadadores, entre otros. Así, al entrar en acción, hacen parecer fácil lo que es difícil. Luego, lo que con mucho esfuerzo entrenaron en privado es premiado con aplausos. Para ellos, lo fácil es elegir hacer lo que se necesita para ganar; lo difícil es esperar que la suerte se haga cargo.
Está bien aspirar a la excelencia, pero obsesionarse por exigir la perfección a otros sin alcanzar la propia, es uno de los caminos más difíciles y trae consigo el rechazo de los miembros del equipo. Qué tal si en su lugar la concentración se dirige hacia la aceptación de que, tal como afirma Haruki Murakami, "Lo que nos hace personas normales esa saber que no somos normales".
Y bien, ante casi todas las adversidades podemos escoger entre asumirlas con una actitud positiva o con una negativa. Warner Rojas, escalador de las montañas más altas del planeta, incluido el Everest, menciona que una de las claves para alcanzar cumbres es, precisamente, caminar sin perder de vista esa dicotomía y escoger lo positivo para que todo sea más fácil. ¿Actúa usted así?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario