A nivel interpersonal. Las personas que compiten internamente rivalizan con sus compañeros, sospechan de ellos, remarcan las debilidades ajenas y se comunican a cuentagotas. Creen que el poder es "suma cero", es decir, que deben quitárselo a otros para poseerlo. Además, destacan las diferencias entre colegas.
En cambio, las personas orientadas a la cooperación procuran siempre intereses compartidos. Sus actitudes inspiran confianza, uso de fortalezas y credibilidad. Poseen un estilo de comunicación abierto y honesto, creen en la necesidad de compartir el poder. Enfatizan las similitudes entre colegas. Cuando ejercen el liderazgo se dedican auténticamente al servicio a sus compañeros y a su equipo.
A nivel de las relaciones entre departamentos. Los competidores se orientan por la estrategia de negociación ganar-perder. Cada departamento solo busca alcanzar sus propias metas sin importarle las de otras áreas. Manifiestan actitudes negativas hacia personas que no formen parte del equipo e interactúan poco con ellas.
En contraposición, los departamentos colaboradores se basan en transacciones ganar-ganar. Facilitan el logro de objetivos de todas las áreas mediante trabajo sinérgico. Son diáfanos en el intercambio de información y permeables a las influencias externas. Muestran aceptación hacia quienes no son parte de su núcleo.
A nivel de toda la organización. En las culturas de competencia interna los problemas son producto de juegos de poder, hay apetito por el control, la jerarquía se impone en la toma de decisiones. Según haya que defenderse, el ambiente de trabajo es pasivo, en unas ocasiones; agresivo, en otras. A veces, se respira un ambiente tenso, matizado por frustraciones y comparaciones constantes. Las personas se sienten al servicio de sus jefes, quienes -al final- toman las decisiones.
En las orientadas a la cooperación los conflictos devienen de legítimas diferencias de criterio. El control es compartido, no hay tanto afán por detentar poder. Las relaciones entre sus miembros y áreas son fluidas, naturales y proactivas. Hay alta interacción interdepartamental. Se respira un clima laboral basado en la vocación de apoyarse y en la apertura al cambio. Los jefes se sienten al servicio del equipo, las decisiones se explican y se acuerdan sin imposiciones ni egos de por medio.
¿Cuál es la cultura actual en su equipo? ¿Cuánta influencia ejerce usted en ella?
Fuente. INCAE
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